
24 Mar ¿Qué es exactamente lo que validamos?
La validación es un concepto fundamental en el desarrollo emocional y en la conexión humana. En el ámbito familiar, los padres desempeñan un papel clave en la seguridad, confianza y bienestar emocional de sus hijos. Pero, ¿qué significa realmente validar y por qué es tan importante?
Validar las emociones de los niños implica reconocer y aceptar lo que sienten sin juzgar ni minimizar sus experiencias. Este proceso no significa necesariamente estar de acuerdo con sus emociones, sino demostrarles que sus sentimientos son válidos y comprensibles.
Según Muñoz y Aznárez (2021), la validación emocional es esencial para el desarrollo psicológico infantil. Al reconocer las emociones de los niños y niñas sin restarles importancia, se fortalece su autoestima y se fomenta una mayor seguridad en sí mismos.
La validación emocional no solo fortalece la autoestima de los niños y niñas, sino que también sienta las bases para una seguridad emocional sólida. Cuando sus emociones son reconocidas y aceptadas, aprenden que sus sentimientos son válidos y que pueden expresarlos con confianza en un entorno seguro.
La validación como base de la seguridad emocional
Reconocer y dar espacio a las emociones de los hijos e hijas es fundamental para su desarrollo emocional. Cuando un niño o niña percibe que sus sentimientos son comprendidos y aceptados, aprende que sus experiencias emocionales son valiosas y dignas de ser expresadas. Este proceso fortalece su autoestima y le proporciona herramientas para gestionar sus emociones de manera saludable (Gottman, 2011).
Por ejemplo, si un niño siente miedo tras una tormenta, en lugar de decirle “No pasa nada, deja de ser dramático”, un padre que valida puede decir: “Entiendo que la tormenta te asustó, los ruidos fueron muy fuertes. Estoy aquí contigo”. De esta manera, el niño se siente comprendido y acompañado en su emoción.
Validación vs. refuerzo de comportamientos
Es fundamental hacer una distinción entre la validación emocional y el refuerzo de ciertos comportamientos. Validar no implica aprobar todas las reacciones del niño, sino reconocer y aceptar sus emociones sin juzgarlas. La validación se centra en la experiencia emocional del niño, mientras que el refuerzo de una conducta específica tiene que ver con el comportamiento que esta genera.
Supongamos que un niño grita porque está frustrado, podríamos validar su emoción sin respaldar la conducta disruptiva. En lugar de ignorar o rechazar el sentimiento, podemos decir: “Veo que estás muy frustrado, entiendo que a veces es difícil cuando las cosas no salen como queremos”. Pero podemos encontrar juntos una manera más tranquila de expresar esa frustración”. De este modo, le mostramos al niño que su emoción es válida, pero al mismo tiempo le guiamos hacia una forma más adecuada de expresar sus sentimientos.
Este enfoque no solo ayuda al niño a sentirse comprendido, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades emocionales y sociales. Validar las emociones sin reforzar comportamientos inapropiados contribuye a la creación de un ambiente de crianza respetuoso y educativo, donde se promueven tanto la autorregulación emocional como la resolución constructiva de conflictos.
Elementos de la validación genuina
- Escucha activa: Prestar atención plena a lo que el niño está expresando, sin interrumpir ni minimizar sus emociones. Esto implica no solo oír, sino también comprender lo que está sintiendo y por qué lo está expresando de esa manera.
- Empatía: Ponerse en el lugar del niño, intentando comprender su experiencia y emociones desde su perspectiva. La empatía ayuda a que el niño se sienta validado y apoyado en su proceso emocional.
- Expresión verbal y no verbal: El tono de voz, la mirada y la postura corporal son fundamentales para comunicar que estamos validando las emociones del niño. A través de estas señales, se puede transmitir seguridad y comprensión, lo que refuerza el mensaje de que sus sentimientos son aceptados.
- Presencia emocional: Estar emocionalmente presente sin la necesidad de intervenir para solucionar el problema o minimizar la situación. A veces, el simple hecho de acompañar emocionalmente al niño en su vivencia es suficiente para que se sienta respaldado y comprendido.
La validación en la crianza diaria
Los padres tienen la oportunidad de aplicar la validación emocional en diversas situaciones cotidianas, lo que les permite fortalecer el vínculo con sus hijos y promover su bienestar emocional. A continuación, algunos ejemplos prácticos:
- Rabietas: “Veo que estás muy enojado porque no puedes jugar más tiempo. Entiendo que es frustrante cuando tenemos que detener algo que nos gusta.” Este tipo de respuesta valida el sentimiento de enojo, sin reforzar la conducta negativa.
- Miedos: “Entiendo que te dé miedo dormir solo, a veces la oscuridad puede ser difícil de enfrentar.” Aquí, la validación de la emoción permite que el niño se sienta comprendido y no minimiza su experiencia de miedo.
- Tristeza: “Parece que estás triste porque tu amigo no quiso jugar contigo. Eso duele y es completamente normal sentirse así.” Validar la tristeza del niño le ayuda a reconocer que es válido sentir dolor emocional por una situación social.
Beneficios de la validación en los niños
La validación emocional tiene múltiples beneficios para el desarrollo de los niños, tanto a nivel emocional como social. Algunos de los principales beneficios son:
Fortalece su autoestima y seguridad personal: Al sentir que sus emociones son comprendidas y respetadas, los niños desarrollan una mayor confianza en sí mismos y en su capacidad para enfrentar desafíos emocionales.
Mejora la comunicación y el vínculo con los padres: La validación promueve una comunicación abierta y sincera, lo que fortalece la relación padre-hijo y fomenta un ambiente de confianza mutua.
Les ayuda a gestionar mejor sus emociones: Al ser validados, los niños aprenden a reconocer y nombrar sus emociones, lo que les facilita la autorregulación emocional y les ayuda a manejar sus sentimientos de manera efectiva.
Reduce la frustración y la intensidad de las rabietas: Cuando los niños se sienten comprendidos, es menos probable que expresen su frustración de manera explosiva. La validación contribuye a disminuir la intensidad de las rabietas al permitirles sentir que sus emociones son aceptadas.
Favorece la inteligencia emocional y la empatía: La validación enseña a los niños a comprender y gestionar sus propias emociones, lo que también les permite ser más empáticos con los demás.
Saber validar a los hijos es una herramienta poderosa en la crianza, pues no solo fomenta un ambiente de comprensión y apoyo, sino que también les enseña a los niños a reconocer y manejar sus emociones de manera saludable. Validar las emociones no significa darles siempre la razón ni evitar que enfrenten dificultades, sino enseñarles que lo que sienten es legítimo y que tienen la capacidad de gestionarlo. Esta práctica constante ayuda a los niños a desarrollar una mayor resiliencia emocional y a sentirse más seguros de sí mismos.
Al integrar la validación emocional en la vida cotidiana, los padres no solo contribuyen al bienestar emocional de sus hijos, sino que también fortalecen la relación con ellos, creando un vínculo más cercano y abierto. Este enfoque en la crianza no solo promueve el desarrollo de una autoestima saludable, sino que también favorece la empatía y la capacidad de los niños para conectarse de manera positiva con los demás.
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Dimas E. Villarreal P.
⚡️Psicólogo Clínico de niños y adolescentes/ Terapeuta
🖍Psicopedagogo
🤖Terapia de Juego
#HoyfuialPsicologo