12 Dic La presión por metas externas
Hay niños que se exigen más de lo que podemos imaginar; niños que lloran en silencio porque “no les salió perfecto”; niños que entregan un trabajo escolar con el corazón acelerado porque sienten que tenían que hacerlo mejor. Desde afuera parece motivación, pero desde adentro es presión. Son metas que no vienen del deseo, sino del miedo: miedo a fallar, a decepcionar, a sentirse menos. Y allí empieza el problema: cuando la meta deja de ser un camino y se convierte en una carga; cuando el esfuerzo deja de construirse desde la curiosidad y pasa a sostenerse desde la angustia, y el niño deja de crecer para empezar, simplemente, a resistir
Cuando la meta pesa más que el aprendizaje
La investigación en motivación es clara: los niños aprenden mejor cuando sienten autonomía, competencia y conexión emocional (Deci & Ryan, 2000). Pero cuando la expectativa es externa, cuando la meta no nace del niño, ocurre lo contrario. En esos casos:
- disminuye la motivación genuina,
- aumenta la ansiedad,
- se erosiona la confianza interna,
- y el niño deja de disfrutar y empieza a sobrevivir.
La motivación cambia cuando la expectativa no nace del niño.
Lo complicado es que no siempre pueden expresarlo. Lo notamos en gestos mínimos, silencios, tensiones o pequeños rechazos que pasan desapercibidos. El niño deja de escucharse por dentro porque está demasiado ocupado cumpliendo con lo que se espera desde afuera.
El cerebro infantil no está diseñado para metas rígidas
Las metas excesivas activan sistemas que el niño aún no tiene la madurez para regular. La neurociencia muestra que las funciones ejecutivas (planificación, atención sostenida, control inhibitorio y regulación del esfuerzo) continúan desarrollándose hasta finales de la adolescencia (Best & Miller, 2010; Diamond, 2013). Cuando una meta exige más de lo que su cerebro puede manejar, la memoria de trabajo se satura, la activación emocional aumenta, la claridad mental disminuye y aparecen la evitación, el llanto o un desconcierto que solemos interpretar como falta de interés. No es falta de ganas: es neurodesarrollo enfrentando una carga que todavía no puede sostener con equilibrio.
Cuando la exigencia compite con la salud emocional
Las metas demasiado grandes no solo desbordan la capacidad cognitiva; también actúan como disparadores emocionales que incrementan la ansiedad, la preocupación y el miedo al error (Ellis & Hudson, 2010). Con el tiempo, esta presión externa se asocia con mayor riesgo de autocrítica, perfeccionismo y bloqueos académicos, que no reflejan el potencial real del niño, sino el peso con el que carga. Una meta que aprieta demasiado no impulsa: rompe. Empuja al niño a funcionar desde el temor, no desde la motivación, y ese cambio se siente en su cuerpo, en su ánimo y en la relación que construyen con su propio aprendizaje.
Lo que sí funciona: metas suaves, flexibles y alcanzables
Acompañar no significa bajar expectativas, sino plantearlas de manera que el niño pueda avanzar sin romper su bienestar. Las metas saludables comparten elementos muy claros:
- tienen pasos concretos,
- se ajustan al nivel madurativo,
- permiten equivocarse,
- y se construyen con el niño, no para el niño.
No es bajar expectativas; es bajar la carga.
La evidencia sobre autoeficacia infantil lo reitera: el progreso visible, aunque sea pequeño, fortalece la confianza y sostiene la motivación (Klassen & Usher, 2010). Cuando un niño ve avanzar su propio camino en pasos reales, recupera agencia y su mundo interno se ordena.
Cómo acompañar desde casa y la escuela
A veces el acompañamiento empieza con algo tan simple como validar. Un “sí, se siente grande” baja la amenaza y abre espacio para pensar. También ayuda transformar metas rígidas en metas flexibles: pasar de “hazlo perfecto” a “hagamos un primer paso” puede cambiar toda la experiencia. El lenguaje importa: evitar comparaciones y promover un enfoque en el proceso y no en el resultado libera al niño de un peso innecesario. Y siempre es útil preguntarnos qué necesita para sentirse capaz: quizás tiempo, quizás un modelo, quizás solo respirar y volver a intentar.
Estrategias prácticas para aplicar en casa
Hacer visible lo invisible
Cuando la tarea vive “en la cabeza” del niño, se siente más grande y confusa. Escribir los pasos o mostrar la instrucción disminuye la carga mental y aclara el punto de partida.
Dividir la tarea en partes pequeñas
Micro-pasos como abrir el cuaderno → subrayar la pregunta → escribir una idea reducen ansiedad y previenen el bloqueo.
Validar antes de avanzar.
Un “entiendo que esto se siente grande” baja la activación emocional y permite recuperar claridad.
Ajustar el ritmo al día, no a la expectativa
Preguntar “¿Cuánto puedes manejar hoy?”, permite calibrar la carga según su estado emocional y atencional.
Modelar calma, no perfección
La regulación del adulto enseña más que cualquier instrucción. Respirar, hablar lento y pausar es parte del apoyo.
Crear un primer paso suave
Cinco minutos, una primera parte o un vistazo rápido al enunciado suelen destrabar toda la tarea.
Cuidar el lenguaje
Evitar comparaciones y promover lenguaje de proceso libera presión interna.
“Vamos paso a paso”, “Estoy contigo”, “Probemos esta parte”.
Permitir pausas cortas sin culpa
Mover el cuerpo, tomar agua o cambiar de postura ayuda a que el sistema nervioso vuelva a un nivel manejable de activación.
Celebrar el proceso y no solo el resultado
Resaltar esfuerzo, constancia y valentía de intentar construye autoeficacia real.
Recordarle que no está solo
Muchos niños creen que deben “poder solos”. Nombrar lo contrario “Estoy aquí contigo” les quita un peso que nunca debieron cargar solos.
Crecer debería sentirse posible
Los niños no necesitan que les pidamos más; necesitan que les pidamos mejor. Metas que acompañen, no que presionen. Expectativas que orienten, no que asfixien. Acompañamiento que sostenga, no que empuje. Crecer debería sentirse posible. Y quizá ese sea el mayor regalo: un camino que avanza sin romperlos.
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Dimas E. Villarreal P.
⚡️Psicólogo Clínico de niños y adolescentes/ Terapeuta
🖍Psicopedagogo
🤖Terapia de Juego
#HoyfuialPsicologo


