La mamá de Carmen de 16 años siente nostalgia cada vez que su hija le dice “voy de compras con mis amigas, me das plata”. Ella recuerda esa época cuando iban de compras juntas, se divertían en el Mall, además del helado al final de aquel gran domingo familiar.

Ahora Carmen solo quiere salir con sus amigas, al cine, de shopping y sobre todo sus secretos más íntimos solo lo conocen sus “BBF” (best fiends forever en español grandes amigas por siempre).

La Psicología del Desarrollo nos deja en claro que los hijos crecen y al crecer prefieren a sus amigos, pero ¿Por qué pasa esto? ¿Hacemos algo mal durante el desarrollo? ¿Nos han dejado de querer? ¿Qué hacer?

¡Relajase! esto es parte del desarrollo, cuando nuestros hijos están en la primaria empiezan a construir su grupo de amigos, al momento de la adolescencia ese mismo grupo cobra poder, porque comparten gustos e intereses (música, deportes, modas, entre otros). Como padres debemos ser conscientes de esta evolución y sobre todo no sentirnos culpables. Se que la nostalgia nos invade al recordar “cuando nuestro hijo era bebé y éramos un sol para él, porque su mundo giraba a nuestro alrededor”,  pero ahora están creciendo y lo que podemos hacer es establecer ciertos límites y sobre todo orientarles (orientar no es sinónimo de gritar).

Creo que lo primero que debemos hacer, es sentarnos a recordar nuestra propia adolescencia, es curioso pero cuando somos padres de adolescentes, nuestra propia adolescencia se vuelve como una cinta de VHS que casi nunca podemos reproducir.

Ahora que hemos intentado recordar nuestra propia adolescencia, notamos en la mayoría de los casos que no estamos muy lejos de la actualidad. En muchas ocasiones las preocupaciones y dudas entran “los tiempos no son iguales, hay más peligros ahora”. Pero ¿cómo permitirles aprender a vivir, si nuestros miedos nos impiden dejarlos crecer? Aquí es donde orientarlos cobra vida y fuerza. En realidad aquí es donde veremos que la educación y crianza que le damos vale la pena o en algunos casos debemos reestructurar el método.

Lo segundo que debemos tener claros “no vamos hacer los mejores amigos de nuestros hijos” porque en realidad somos los padres, los que lo acompañan en el proceso de desarrollo, orientamos, aconsejamos y castigamos en las ocasiones que las situaciones lo ameritan. Puedo recalcar que aquí debemos mantener los límites muy en claro, son adolescentes, pero todavía viven bajo nuestra custodia, así que debemos mantener una estructura (podemos ser flexibles en alguna medida, pero siempre manteniendo una educación de valores y seguridad).

Entonces ¿cómo hago para pasar tiempo con mi hijo(a)?

Bueno proponiendo tiempos en familia, donde disfruten actividades en común, aclarar que son tiempos que pasaran en familia. Algunos padres invitan a los amigos de sus hijos y me parece una gran estrategia para conocerlos, pero al invitarlos no podemos acceder a la intimidad de nuestros hijos, porque recordemos que en la adolescencia los chicos quieren aclarar que son independientes de sus padres. 

Dejar en claro esta independencia ante el grupo de coetáneos no es síntoma de que han dejado de querer o no les interesa pasar tiempo con nosotros, es signo de que ya están entrando en la madurez y deben reafirmar su identidad y autonomía ante sus amigos.

Lo importante para mantener el vínculo con nuestros adolescentes es respetar su etapa del desarrollo y tratar de entender que necesita privacidad. Aquí no es que vamos a dejar hacer lo que ellos quieran, si no que la seguridad y protección que le vamos a ofrecer sea desde la compañía y confianza. 

Como padres debemos tener claro, que brindándoles confianza, limites y seguridad, será más fácil mantener ese contacto con ellos y sobre todo conocer sus inquietudes y temores ante la adolescencia. 

“Si creamos un ambiente de sostén, la adolescencia no será tan difícil como pensamos”.