
14 Abr Mi hijo tiene un diagnóstico
Recibir un diagnóstico para tu hijo puede ser una experiencia profundamente emocional. Para muchos padres, representa un alivio: por fin hay una explicación concreta a lo que venían observando. Pero también surgen interrogantes, miedos, sentimientos de culpa e incertidumbre. ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Lo estoy sobreprotegiendo? ¿Cómo lo acompaño sin perderme en el intento?
“Este contenido no pretende ofrecer soluciones mágicas. Más bien, busca ser una guía práctica y empática para acompañarte en este camino: cómo apoyar a tu hijo en casa y en la escuela sin perder la calma ni dejar de cuidarte a ti.”
Comprender más allá del diagnóstico
Más allá del nombre, ya sea TDAH, autismo, dislexia, trastorno del lenguaje, ansiedad, entre otros, lo esencial es comprender cómo ese diagnóstico influye en la vida cotidiana de tu hijo. Pregúntate:
¿Cómo aprende?
¿Cómo se organiza?
¿Cómo gestiona sus emociones?
¿Qué apoyos necesita para adaptarse mejor a su entorno?
Un diagnóstico no es una sentencia ni una etiqueta. Es una herramienta para comprender mejor las necesidades, potencialidades y desafíos del niño. Nos da dirección, no limitaciones.
El rol de la escuela: un entorno que puede marcar la diferencia
El entorno escoolar es uno de los escenarios donde las diferencias se hacen más visibles. Un entorno educativo que no se adapta puede generar frustración, desmotivación y baja autoestima. Por ello, la comunicación entre la familia y los docentes se vuelve clave.
Establecer una relación cercana con los docentes
Mantener un vínculo respetuoso y fluido con el personal docente, facilita intervenciones a
tiempo. Algunas acciones útiles incluyen:
- Solicitar reuniones periódicas para revisar el progreso.
- Compartir estrategias efectivas usadas en casa.
- Proveer informes profesionales, si los tienes.
- Pedir adecuaciones razonables como tiempo extra, materiales visuales o reducción de tareas.
Es importante comprender que no se trata de buscar privilegios, sino de crear condiciones equitativas para que tu hijo pueda desarrollar su potencial.
Ajustes razonables dentro del aula
Muchas escuelas están abiertas a realizar adaptaciones cuando se explican con respeto y evidencia. Entre ellas:
- Ubicar al niño cerca del docente y lejos de distracciones.
- Dividir tareas largas en pasos simples.
- Permitir el uso de apoyos visuales como esquemas o pictogramas.
- Ajustar el tipo de evaluación (por ejemplo, oral en vez de escrita).
- Ofrecer pausas breves para que el niño pueda autorregularse sin ser penalizado.
Muchas veces, el currículo escolar no necesita cambiar, sino la manera en que se enseña y se acompaña.
¿Y en casa, cómo apoyamos con los deberes y la rutina escolar?
Los momentos de estudio en casa pueden ser especialmente desafiantes, no por falta de voluntad, sino porque muchos niños no encajan con los métodos tradicionales de enseñanza. Aquí algunas estrategias que pueden facilitar el proceso:
Establece una rutina predecible
Los niños con diagnósticos del neurodesarrollo suelen sentirse más seguros cuando saben qué esperar. Algunas sugerencias:
- Crear un horario diario para realizar las tareas.
- Implementar el uso de una agenda o calendario visual.
- Anticipar los cambios en la rutina.
- Incluir pausas breves para descansar.
Divide el trabajo en partes manejables
- Las tareas largas o abstractas pueden generar ansiedad. Para aliviarlas:
- Aplica la técnica Pomodoro: 25 minutos de trabajo y 5 de descanso.
- Divide las instrucciones en partes pequeñas.
- Establece metas específicas: “Hoy haremos solo los dos primeros ejercicios”.
Crea un ambiente de estudio adecuado
No es necesario tener un estudio perfecto, pero sí un espacio libre de distracciones:
- Elige un lugar tranquilo y sin pantallas innecesarias.
- Ten todos los materiales al alcance.
- Usa auriculares con música suave si eso ayuda a la concentración.
- Permite cierto movimiento si lo necesita (por ejemplo, trabajar de pie o en una pelota de yoga).
Utiliza el aprendizaje multisensorial
Muchos niños comprenden mejor cuando pueden ver, tocar, repetir o actuar lo que aprenden:
- Usa colores para resaltar ideas importantes.
- Diseña esquemas, dibujos o mapas mentales.
- Incorpora tarjetas, videos o grabaciones.
- Transforma el contenido en juegos: trivia, canciones, objetos físicos, entre otros.
Refuerza con amabilidad
El reconocimiento positivo puede tener un impacto enorme. Frases que podemos implementar:
“Hoy trabajaste con más paciencia que ayer.”
“Sé que fue difícil, pero lo intentaste, y eso vale mucho.”
Puedes implementar sistemas visuales de refuerzo como calendarios con stickers o cajas de logros.
Maneja la frustración (En ambos casos)
- Habrá momentos difíciles, y eso es completamente normal, para esto:
- Tómate un respiro antes de reaccionar.
- Ofrece pausas cuando veas señales de saturación.
- Evita comentarios negativos como “eres flojo” o “otra vez tú”.
- Recuerda que no se trata de lograr la perfección, sino de avanzar un paso más cada día.
Modelos de cartas para comunicarte con la escuela
Si te cuesta iniciar la conversación con la escuela, estas cartas modelo pueden ayudarte a dar el primer paso:
Carta 1: Presentación del niño y cómo funciona en casa.
Carta 2: Solicitud de reunión con el docente
Carta 3: Solicitud de ajustes razonables o adecuaciones curriculares
Carta 4: Seguimiento a las adecuaciones implementadas
Carta 5: Entrega de informe psicológico a la escuela
Carta 6: Solicitud de acta o plan de acción tras reunión escolar
Carta 7: Solicitud de referencia u observación por parte del colegio
Todos los modelos están disponibles para descargar.
Recuerda que tu hijo no necesita padres perfectos. Te necesita presente, atento, informado y dispuesto a adaptarte junto con él. Cada paso que das, incluso con dudas o cansancio, también cuenta.
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Dimas E. Villarreal P.
⚡️Psicólogo Clínico de niños y adolescentes/ Terapeuta
🖍Psicopedagogo
🤖Terapia de Juego
#HoyfuialPsicologo