29 Jun Miedo a la oscuridad
El miedo a la oscuridad no es algo que los niños traigan consigo desde su nacimiento, sino que es una respuesta que se adquiere a través de experiencias y factores biológicos. Nuestros cerebros están diseñados para aprender rápidamente el miedo, y las vivencias negativas o la observación de otras personas asustadas pueden desencadenar este temor en los niños.
Es importante tener en cuenta que los niños en edad preescolar pueden experimentar miedo hacia la oscuridad. Durante esta etapa de desarrollo, los pequeños pueden tener dificultades para distinguir entre lo que es fantasía y lo que es realidad, lo cual puede aumentar su temor hacia los monstruos o fantasmas que creen que podrían estar ocultos en la oscuridad.
Además, durante los años preescolares, los niños pueden tener dificultades para diferenciar entre lo que es real y lo que es producto de su imaginación, lo que contribuye al miedo a la oscuridad.
¿Cómo saber si un niño le tiene miedo a la oscuridad?
Determinar si un niño le tiene miedo a la oscuridad puede resultar complicado, ya que existen diversos factores que pueden desencadenar comportamientos similares. Sin embargo, observar detenidamente su conducta en diferentes situaciones puede ayudarnos a identificar si realmente experimentan temor a la oscuridad.
Algunas señales que podrían indicar miedo a la oscuridad son:
- Evitar espacios oscuros durante el día.
- Resistencia a acostarse por la noche.
- Insistencia en tener la luz encendida al dormir.
Si estos comportamientos persisten, es probable que el niño realmente tenga miedo a la oscuridad.
¿Sabías que existe una diferencia entre el miedo y la fobia a la oscuridad?
El impacto en la vida diaria del niño es clave para distinguirlos. Una fobia es un temor extremo e irracional que puede interferir en sus actividades normales.
Los profesionales de la salud mental utilizan criterios específicos para diagnosticar una fobia a la oscuridad, como la frecuencia del miedo, la respuesta irracional y la evitación extrema de la oscuridad. Si estos síntomas persisten durante al menos seis meses, es posible que el niño padezca una fobia a la oscuridad.
Sin embargo, en algunos casos, estos miedos persisten y afectan las actividades cotidianas del niño. En estas situaciones, es esencial que los padres y educadores intenten comprender los mensajes que los niños transmiten a través de sus palabras y comportamientos, incluso cuando no usan palabras para comunicarse.
Escuchar activamente tanto los mensajes verbales como los no verbales puede ayudarnos a comprender sus necesidades reales y lo que intentan expresar. ¡Recordemos estar presentes y brindarles el apoyo que necesitan!
¿Tácticas, como darle una luz nocturna?
En cuanto a las luces nocturnas, aunque no existen estudios específicos que respalden su eficacia para los niños con miedo a la oscuridad, algunas veces se emplean como una herramienta de transición. Algunos niños pueden sentirse demasiado asustados para permanecer en una habitación completamente oscura, por lo que una luz nocturna tenue puede proporcionarles un sentido de seguridad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la exposición a la luz, especialmente la luz brillante o con longitudes de onda azules, puede interferir con el sueño de un niño.
Por lo tanto, es recomendable elegir una luz de color ámbar y mantenerla lo más tenue posible para minimizar las interrupciones en el sueño del niño.
¿Cómo podemos apoyar al niño?
Es importante transmitir las señales sociales adecuadas al abordar el miedo a la oscuridad, mostrando una actitud relajada y segura. Sin embargo, también es beneficioso para los niños enfrentar directamente su miedo en pequeños pasos guiados. La idea es que el niño comience interactuando con una pequeña dosis de oscuridad con la que se sienta cómodo. A medida que el niño se sienta más seguro, se pueden introducir actividades que lo expongan a dosis ligeramente mayores de oscuridad, siempre asegurándose de que se sienta seguro y en control. Este enfoque, conocido como “terapia de exposición”, puede llevar a mejoras significativas y puede ser utilizado tanto por terapeutas en un entorno clínico como por los padres si aprenden los principios y siguen un programa estructurado basado en la evidencia.
¿Qué podemos hacer para ayudar a los niños que tienen miedo a la oscuridad?
Basado en los principios de la psicología del desarrollo y práctica clínica, podemos mencionar:
- Como padres debemos tomar el control de nuestras propias emociones y ayudar al niño a calmarse.
- Respirar hondo y controlar nuestras propias emociones, es mucho más probable que ayudemos a los niños a aprender a superar sus miedos.
- Presta atención a las influencias que pueden intensificar el miedo de un niño a la oscuridad
- Evite exponer a los niños a películas o juegos que sea perturbador, y tenga en cuenta que no es solo el entretenimiento lo que plantea dificultades.
- Preste atención a los posibles factores estresantes en la vida diaria de su hijo y ayude a su hijo a encontrar formas saludables de sobrellevarlo.
- Enseñar a los niños a sentirse seguros en la oscuridad: señales sociales positivas y terapia de exposición guiada por un terapeuta.
Como hemos visto, los niños pueden adquirir un miedo con bastante rapidez. Desafortunadamente, revertir el proceso lleva más tiempo. Los niños necesitan aprender que no les pasa nada malo cuando están en un cuarto oscuro y si el miedo persiste es importante acudir al profesional de la salud mental.
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Dimas E. Villarreal P.
⚡️Psicólogo Clínico de niños y adolescentes/ Terapeuta
🖍Psicopedagogo
🤖Terapia de Juego
#HoyfuialPsicologo