20 Oct Terapia narrativa en niños
La imaginación no solo es fuente de juego, también puede ser escenario de angustia. Muchos niños experimentan miedos intensos causados por su propia imaginación, desde monstruos hasta escenarios catastróficos que solo existen en su mente.
Y aunque es común que los adultos intenten calmar esos temores con lógica o explicaciones, lo cierto es que los miedos infantiles rara vez se calman con palabras racionales.
Aquí es donde entra la terapia narrativa en niños: una forma de transformar lo que asusta, no negándolo, sino contándolo desde otro lugar.
¿Qué pasaría si usáramos esa misma imaginación para que el niño se vuelva narrador de lo que teme?
Cuando un miedo se convierte en historia, pierde poder.
Y el niño, al contarlo, gana libertad.
El miedo narrado pierde fuerza
Cuando un niño teme algo que no está allí físicamente, no siempre se trata de eliminar la idea. A veces lo más efectivo es convertir ese miedo en historia.
Desde la terapia cognitivo conductual (TCC), sabemos que enfrentar progresivamente lo temido es una estrategia con fuerte respaldo empírico (Ollendick & King, 2004). Sin embargo, en niños pequeños, la exposición necesita adaptarse a su lenguaje principal: el juego y la fantasía.
Aquí es donde nace la herramienta del diario de la imaginación.
Se trata de un recurso donde el niño puede narrar, dibujar, dramatizar o crear finales alternativos a aquello que le asusta. En lugar de negar el monstruo, se le da un nombre, se le pone una voz graciosa, se le cambia de color, o incluso se le da una nueva historia.
No es solo juego: es resignificación
El enfoque narrativo, ampliamente desarrollado por Michael White y David Epston, sostiene que las historias que contamos sobre nosotros mismos influyen en lo que creemos posible. Este principio está claramente ilustrado en su artículo Narratives and Therapy (2007), donde exploran cómo reescribir una historia personal puede transformar la manera en que una persona se relaciona con su experiencia.
Contar una historia permite separar al niño del miedo y, al hacerlo, recuperar agencia sobre lo que siente.
Ya no es el miedo quien controla, sino el niño quien lo observa, lo nombra y decide qué hacer con él.
Cómo se trabaja en la práctica
Un diario de la imaginación no requiere materiales sofisticados. Basta con una libreta, hojas sueltas o incluso una grabación de voz.
Se puede invitar al niño a responder preguntas como:
– ¿Cómo se llama lo que te da miedo?
– ¿Qué harías si fueras el protagonista de esta historia?
– ¿Qué final podrías imaginar distinto al que te asusta?
La infancia está llena de historias. Algunas hacen reír… y otras asustan.
En consulta, esta técnica se potencia si se acompaña con dibujo libre, juegos simbólicos o pequeños actos de valentía que simulan escenas similares a las temidas.
Por ejemplo, si un niño teme a los ruidos por la noche, puede crear un cómic donde él es el guardián de los sonidos, con poderes para calmar la casa. O si teme a los perros, puede narrar la historia de un perrito que aprende a confiar y se hace amigo del protagonista.
No se trata de forzar la exposición, sino de transformarla en algo que el niño pueda imaginar, jugar y reescribir a su propio ritmo.
Lo que ocurre en el fondo
Usar la imaginación como vía de afrontamiento no es una salida evasiva. Es una forma legítima y profundamente humana de elaborar lo que asusta.
Desde el punto de vista del desarrollo, esta técnica favorece:
La flexibilidad cognitiva: al mostrar más de una manera de ver lo mismo.
La distancia emocional saludable: al separar la emoción de la identidad.
El fortalecimiento del yo narrador: que organiza y da sentido a la experiencia.
Además, permite activar circuitos cerebrales vinculados al juego, la creatividad y la regulación emocional, haciendo que el afrontamiento no sea una tarea mecánica, sino un proceso vivencial y significativo.
Para acompañar en casa
Cuando tu hijo te diga que tiene miedo, no lo minimices.
Invítalo a contarte qué imagina.
Escúchalo como si te narrara una historia importante, porque lo es.
Y si te permite entrar a ese mundo, acompáñalo a escribir finales nuevos, a imaginar herramientas que lo ayuden, a crear personajes que lo protejan.
Porque en la infancia, imaginar también es actuar.
Y todo niño que puede imaginar otra historia… está más cerca de vivirla.
Compartir
Dimas E. Villarreal P.
⚡️Psicólogo Clínico de niños y adolescentes/ Terapeuta
🖍Psicopedagogo
🤖Terapia de Juego
#HoyfuialPsicologo


